La transformación digital ha impactado de manera decisiva en la gestión pública. Entre estas transformaciones, la Inteligencia Artificial (IA) se ha consolidado como una de las tecnologías con capacidad de mejorar la eficiencia, la transparencia y la calidad de los servicios estatales.

La IA generativa, en particular, está cambiando los modos de trabajo en distintas áreas, desde la automatización de procesos hasta la generación de documentos y análisis de datos complejos. Para el sector público, su incorporación abre oportunidades significativas: agilizar trámites, optimizar el uso de recursos y fortalecer la atención ciudadana.

Su implementación debe realizarse con una visión crítica y responsable. La gestión de datos sensibles, como los vinculados a expedientes administrativos o información personal de los ciudadanos, requiere el máximo cuidado ético y legal. Por ello, brindar herramientas a agentes públicos para el uso consciente, seguro y estratégico de la IA es fundamental para acompañar los procesos de modernización estatal sin comprometer la confianza ciudadana.